Veíase el arpa. Las leves ondas que jugando riza. Saeta
que voladora cruza arrojada al azar. Embriaguez divina del genio creador. De su
dueña tal vez olvidada. Yo quisiera escribirle que tengo alegre la tristeza y
triste el vino. ¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas! Del salón en el ángulo
oscuro. Colores, en el vacío cometa errante. ¿Comprendes ya que un
poema cabe en un verso?
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